En esta ocasión un hecho que lamentablemente llega a ser a veces tan común como conmovedor. Siempre se vive diferente, y por supuesto las primeras son las más jodidas. Quien puede olvidarse como es intentar reanimar un niño?
La primera muerte que yo presencié y atendí fue durante mi segunda guardia de R1. Desde ese entonces, me ha interesado mucho todo lo que tenga que ver con esa etapa tan olvidada, poco estudiada y poco enseñada en nuestra carrera.Yo comparo a la muerte de un niño con el estallido de una bomba en una trinchera. Esa es la imagen que tuve luego de la primera vez que me tocó estar en ese tipo de "trinchera". Y digo esto porque se ve en todos los que atienden esa muerte "heridos" de todos los tipos. Están los que lloran, los que huyen, los que afrontan la situación, los que se enojan, los que quedan mudos, los que tratan de buscar un culpable por esa muerte, en fin...de todos los tipos y colores de reacciones.Pues bien a todos los que atendemos niños nos toca lidiar con la muerte de los niños y debemos prepararnos para eso. No es una cuestión que toque solamente a los intensivistas, sino toca a todos los niveles de atención pediátrica. En cualquier momento puede llegar un padre con su hijo en brazos pidiendo ayuda, o nos llame un enfermero durante una guardia para ir a reanmiar un paro.Pero más allá de la reanimación propiamente dicha está el manejo de la muerte en sí. Todo lo que sobreviene a posteriori. El hablar con los padres, el solicitar la autopsia tan importante y el lidiar con nuestros propios temores. Hacer medicina es trabajar con la muerte y ayudar al niño y a los padres a llevar ese trance. Lamentablemente hoy día no hay preparación durante nuestra formación en este tema.
En este como en tantos otros debemos ser autodidactas y aprender de las experiencias vividas.Les adjunto un artículo que aborda el tema. Espero les guste y les provoque ahondar en esta parte ineludible de nuestra carrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario