Les dejamos un post que vimos en Pediatría social, que habla de uno de los grandes problemas que atañe a la Salud Pública, como lo es el trabajo infantil.
El trabajo infantil es una plaga de extensión mundial, una lacra social y la antesala de numerosos desastres psicosociales, enfermedades profesionales, accidentes laborales y abusos cuando no se trata de simple esclavitud.La dedicación de los niños al trabajo, habitualmente como forma de explotación por parte de un adulto, es rechazable en todos sus extremos.
Sin embargo todo estos mucho más fácil escribirlo, decirlo, que darle la consideración necesaria para que pueda llegar a erradicarse. El trabajo es un bien preciado, deseado y objetivo secular de sindicalistas y trabajadores. La posibilidad de cambiar el esfuerzo personal por compensaciones en dinero o en especie, el trabajo asalariado, ha sido un logro de la sociedad industrial nacida de las revoluciones de finales del siglo XVIII. Pero el tránsito de la esclavitud o el servilismo al trabajo asalariado ha pasado por largos períodos de diferentes formas de explotación que, habitualmente, se han cebado en los más débiles: los pobres, los desvalidos, los ignorantes, los inmigrantes, las mujeres y, también, los niños.
Un video editado por el obispo de Santander aporta la visión de laIglesia Católica sobre el tema con cifras considerables, con motivo del dia Internacional contra la esclavitud y el trabajo Infantil, el 16 de abril. Éste dia conmemora la vida y muerte de Iqbal Masih pequeño héroe que lucho contra la esclavitud infantil hasta su asesinato en Pakistan, un país que destaca por su compleja situación sociopolítica que incluía, hasta esta semana, que diera acogida a Osama BinLaden. En Pakistan los niños son explotados, como en otros paises del Oriente Medio, especialmente para la manufactura de alfombras porque el tamaño de sus dedos les permite tejer manulamente con calidades de otro modo imposibles de obtener.
Por otro lado, el trabajo es también la única forma de obtener recursos elementales para la supervivencia como alimento, vivienda o abrigo. Así resulta natural que en las sociedades más pobres se busque el esfuerzo incluso de los menores para obtener sustento. Han hecho falta ciento cincuenta años para que en el primer mundo, el mundo industrializado, se haya pasado de la explotación infantil retratada por Dickens, a la escolarización obligatoria hasta los 16 años y la protección a la infancia con la condena del trabajo asalariado de los niños.
La ocupación laboral infantil va a impedir a menudo el desarrollo educativo normal de los niños y jóvenes, ocupar su tiempo de ocio y puede afectar su desarrollo psicofísico. Por razones que tienen que ver con su ilegalidad, difícilmente el trabajo infantil será motivo de consulta médica. El médico debe indagar en las visitas rutinarias sobre la dedicación de los niños y la ocupación de su tiempo. Como quiera que la información no se va a ofrecer voluntariamente, las sospechas deben llevar a intentar obtener la información en ausencia de los padres y, en cualquier caso, a través de los servicios sociales. El absentismo escolar puede poner en evidencia la dedicación laboral de los niños.
Las situaciones de explotación laboral deben considerarse como malos tratos y abusos y así denunciarse ante las autoridades.
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