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Sí, son
tiempos de crisis y ya han empezado los lógicos recortes. Sorry pero no
se puede gastar más de lo que se ingresa. En esto estamos de acuerdo
todos aunque podamos discrepar donde metemos la tijera. No confío nada
en los políticos (ni en lo unos, ni en los otros) y por eso creo que es
el momento de un compromiso ético de todos para cuidar la sanidad:
- Profesionales:
- Tenemos una responsabilidad en el gasto farmacéutico donde creo que podemos priorizar en los genéricos, evitar fármacos “nuevos” con escaso beneficio demostrado (perdón por mis dudas de tantos “tanes” para la tensión y todo el nuevo arsenal para la diabetes por ejemplo).
- Dejar a un lado la medicina defensiva y solicitar realmente las pruebas necesarias. No se trata de lanzar la red y ver que sale si no de, en base a unos síntomas, una historia clínica y una exploración, lanzar la caña buscando un diagnóstico diferencial que nos aportan las pruebas diagnósticas. Me atrevo a afirmar que una buena exploración puede descartar en la mayoría de casos una lesión ósea y se realizan radiografías a todo traumatismo que lo solicite.
- Usuarios:
- Realizar un buen uso de los servicios. Las urgencias de un hospital no pueden estar colapsadas con todos los casos no urgentes que se siguen atendiendo. Las derivaciones a especialistas tienen un protocolo y no se puede llenar la consulta de un traumatólogo para dolores de espalda o la de ginecología para revisiones.
- Las pruebas diagnósticas deben usarse cuando así se requiere. La tranquilidad no puede basarse en que “todo ha salido bien” si no en la exploración, experiencia y juicio clínico del profesional al que debemos permitir que realice las pruebas que considere oportunas y no por darnos gusto como usuarios.
- El profesional va a trabajar mejor si no está presionado. Si tiene retraso en la consulta es porque hay pacientes que han requerido más tiempo o que han solicitado ser asistidos sin citas (por urgencias o no). Hasta que no consideremos al sanitario como nuestro aliado estaremos en batallas distintas.
- Gestores:
- Recórtense en primer lugar su propio sueldo. No ahorrará mucho pero servirá de ejemplo.
- Disminuyan el número de cargos de confianza y directivos con nombres raros que todos sabemos a que se dedican… son profesionales que no aportan nada en el campo de batalla. “Muchos jefes y poco indios”.