En el mercado uruguayo tenemos cajas similares según empresa farmacéutica que los comercializa, siendo 2 fármacos completamente distintos que vistos en su caja son exactamente iguales, exceptuando su nombre. Y por supuesto adentro también son iguales, desde un simple ibuprofeno a una medicación controlada similares en apariencia.
Les dejamos el artículo en cuestiòn y nos estamos viendo:
Llevamos un mes reclamando que los medicamentos que los medicamentos bioequivalentes sean también isoaparentes. Es decir, que las formas genéricas de un mismo principio activo sean todas similares entre sí y respecto al producto original. Por ejemplo, si tenemos cinco empresas comercializando Paracetamol, los cinco productos deberían tener una forma de presentación (comprimidos, sobres...) y una caja con diseño similar.
Esto es especialmente importante porque desde la implantación del RD 9/2011 las oficinas de farmacia pueden intercambiar los fabricantes de un mismo principio activo si, por ejemplo, no tienen omeprazol del laboratorio que aparece en la receta. Y además como entra en vigor la obligación de recetar por precio de referencia la mayoría de los pacientes van a recibir fármacos aparentemente diferentes cuando se les recete lo mismo.
En el comunicado conjunto de SEMFyC, FAECAP y SECA tomaban como ejemplo el Omeprazol, pues es un fármaco muy utilizado. Existen unas 40 formas genéricas y al menos otras 20 de marca, en total 60 cajas diferentes para un mismo medicamento. Cuando el paciente acuda con la receta a su farmacia caben dos posiblidades, que den el genérico o que le den la marca que se ajusta al precio de referencia. En los genéricos aparecerá siempre el nombre del principio activo (Omeprazol) pero en las otras aparecerá el nombre comercial. Además los colores de las cajas y sus diseños pueden ser totalmente diferentes.
La idea de la isoapariencia es que todos los genéricos tengan sólo los datos de principio activo, dosis, cantidad de dosis y forma farmacéutica (Omeprazol 20mg, 28 comprimidos). Y para las marcas se exigiría que al menos en una de las dos caras principales de la caja aparezca la misma información, pudiendo usar la otra para poner el nombre comercial y el diseño que quieran. Así los pacientes pueden identificar sin confusiones el fármaco que deben tomar y evitar duplicidades en el tratamiento.
La idea puede parecernos más o menos buena, pero sin duda es necesario que se aplique cuanto antes. Según los datos presentados en las VII jornadas formativas de MFyC y AP en Navarra la mitad de los pacientes mayores toman entre 4 y 6 fármacos diarios. Además estos pacientes reconocen el fármaco por el envase (63%) y no son capaces de recordar el nombre comercial ni el principio activo (43%). Con estas cifras es fácil entender que para esa mayoría de enfermos que sólo conocen el fármaco por su diseño, la aplicación de la nueva normativa de prescripción puede suponer errores en el tratamiento que causen problemas graves para su salud.