8 sept 2011

Testimonios: Sordera.



Les traemos otro artìculo del Dr. Sebastián Gonzalez, esta vez sobre algo tan necesario como la palabra que sirve como uno de los pilares en la articulaciòn de la relaciòn mèdico-paciente


Todos los médicos sabemos y hemos comprobado más de una vez que nuestra palabra de por sí, CALMA al paciente. Lo tranquiliza ante el dolor, le pone un colchón de alivio ante el sufrimiento. En Pediatría especialmente nuestra tarea debe enfocarse en por lo menos dos personas: el niño y su madre (cuando no son también los padres, tíos, abuelos...).

¿Pero quién nos forma en ese arte? En nuestra carrera está plagado de cursos científicos, cursos de tecnología, de protocolos y guías clínicas. Pero hay silencio en cuanto a teóricos de comunicación, relación humana, cómo dar malas noticias, cada vez se estudia menos Semiología... La clínica se nos aleja...

Como dice el artículo que les acerco parecemos estar obsesionados con la ciencia. La evidencia hoy manda. La experiencia se deja de lado. Y nuestros presentimientos y tacto, en fin nuestro arte a muchos le dan risa. ¿Cuántas veces vemos un niño y lo vemos "mal"? Sus constantes vitales están normales pero hay algo que no te cierra. Una mirada, un gesto, el tono de color... Y le decís al compañero que te toma la guardia: -"ese no me gusta, ojealo porque algo tiene, no me gusta". Ese ARTE que vamos adquiriendo con el tiempo, cada vez parece que valiera menos, se desacredita y parece que lo único que valiera es lo nuevo, lo último...

Ni un extremo ni el otro. Tampoco puede ser todo experiencia y nada más...Es obvio que la ciencia debe ser nuestra herramienta, pero no me parece que debiera ser la única ni mucho menos... La mejor píldora muchas veces es nuestra palabra, nuestros gestos ante la camilla, nuestro tono de voz y nuestras manos examinando...

Estaría bueno -tan rodeados de ultratecnología-, no despegarnos de nuestras raíces que a fin de cuentas es atender a un semejante que sufre y buscar las herramientas para lograrlo y escapar como dice Jaim Etcheverry de esta sordera...

Sebastián

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