2 oct 2010

En busca del modelo de gestión de la calidad perfecto.

El instituto Universitario Avedis Donavedian va a coordinar un estudio para determinar cuál es el mejor modelo de gestión a seguir por los hospitales europeos. Se trata del proyecto DuQuE (Deeping our Undestarnding of Quality Improvement in Europe), durante el cual van a evaluar si los sistemas de calidad implementados en los centros tienen una relación con los resultados en la atención, como nos cuentan en Diario Médico.

La última vez que investigaron este mismo asunto, en un estudio anterior denominado MARQuIS (Methods of Assessing Response to Quality Improvement Strategies), llegaron a la conclusión de que "todo funciona si se hace bien". Esto es; aunque el modelo no sea ninguna maravilla metodológicamente hablando, éste funcionaba si existía un muy buen liderazgo o si el hospital en cuestión estaba expuesto a un cierto grado de presión externa que les obligaba a utilizar la evaluación como ayuda para mejorar la seguridad y la calidad. Por supuesto, también señalaron como decisiva la implicación de los profesionales con el modelo en cuestión.


No sé si existe un modelo de gestión de la calidad perfecto. Sin embargo, tengo bastante claro que no hay nada peor que no saber a dónde se dirige una organización ni el camino que se va a tomar para alcanzar los objetivos. Así que, de momento, me quedo con la conclusión a la que llegaron con el proyecto MARQuIS (¡hay que ver la obsesión con los títulos nobiliarios tienen en este instituto!).

Adoptar el modelo de gestión de la calidad de EFQM, la metodología Lean Sigma, buscar la obtención de certificaciones ISO, premios a los servicios excelentes o acudir, incluso, a Disney, puede servir como guía para que las organizaciones no sean absorbidas por el día a día, y no pierdan el norte. Lo importante no es el papel lleno de sellos, sino mejorar constantemente el servicio que prestamos a las personas que acuden a las instituciones sanitarias en busca de ayuda. Este tipo de herramientas, pueden ayudarnos a ello, si sabemos llevarlos a la práctica y siempre teniendo en cuenta que son un medio, y no un fin.


Fuente: De la innovación y otros demonios

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