10 dic 2011

Sobre la Hernia Inguinal.

Les voy a dejar una joyita de las redacciones, de esas que encontramos una vez cada tanto, esta vez hablando sobre hernias inguinales.

Muy recomendable, si quieren pueden verlo en su contexto original en el Blog de Carlos Lopez Cubas.



Los testículos deben estar fresquitos para funcionar con corrección.
Para ello, la naturaleza los dispone fuera del abdomen, con el escroto como único abrigo. Esta solución tiene un coste, que se traduce en un 5% de la población con hernia inguinal.

El cordón espermático (o el ligamento redondo en la mujer, que en esta ocasión se ve favorecida por la estadística, con una frecuencia de hernia inguinal de 1:9 respecto al varón), se introduce entre las fascias y músculos de la faja abdominal, para emerger finalmente por el anillo inguinal superficial. Este anillo es palpable como un pequeño engrosamiento conjuntivo a nivel suprapúbico (no tan pequeño en caso de hernia).

Desde aquí, el cordón espermático deja al conducto deferente comunicarse con el testículo.

Determinadas acciones, como toser, reírse, defecar, hacer esfuerzos al elevar cargas,… hacen que aumente la presión intraabdominal de forma súbita o excesiva, y en estas zonas cuyo soporte fascial está interrumpido, existe facilidad para que el material protruya y salga de la cavidad abdominal.
La región inguinal es el área más frecuentemente afectada por una hernia (75%), aunque este mismo mecanismo puede darse en el ombligo (la hernia más habitual en el recién nacido), el conducto crural (entre ligamento inguinal y hueso ilíaco, más frecuente en lesión mujeres), y el hiato esofágico (hernia diafragmática o de hiato, de la que ya hablamos en entradas anteriores).

En lo que respecta a la región inguinal, las principales zonas por las que el peritoneo pueda disponer la huida de su feliz morada, son el propio anillo inguinal superficial (hernia inguinal directa), o, con menos frecuencia, el anillo inguinal profundo (hernia inguinal indirecta). Estas zonas sirven de orificio para que se forme un saco herniario, un repliegue que evagina, pudiendo contener vísceras (intestino principalmente) en su excursión.

El primer síntoma es el dolor y la tensión en la zona de la hernia con los aumentos de presión, que cede al tumbarse. La irritación del peritoneo puede causar sensaciones desagradables como náusea, vómito, incluso lipotimias.
El bulto es un signo cardinal en la hernia inguinal: el peritoneo suele descender al escroto en el hombre, y a los labios mayores en la mujer. En el caso de que el bulto aparezca en la cara anterior del muslo, por debajo del ligamento inguinal, nos encontramos ante una hernia crural.

La solución a las hernias inguinales es quirúrgica. Al principio, el paciente aprende a apretarse el bulto antes de toser, o prueban con bragueros. La efectividad de estas prendas es reducida, ya que resultan irritantes y molestas: son innecesarias en las actividades normales, e insuficientes cuando la presión interna empuja el material herniario.



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