Entre gaitas y polleras se arrincona sobre el río Clyde, una ciudad
donde cada tanto ocurren cosas importantes.
Fue en ese norte británico por ejemplo, donde los orgullosos escoceses
jugaron el primer partido de fútbol internacional con sus rivales de
siempre, los imperiales del sur... Allí se dieron muchas de las
andanzas de William Wallace (que no era ni tan fachero ni tan lampiño
como Gibson). Cuna de exiliados irlandeses y criollos romanos, destino
de aventuras vikingas o celtas y con una histórica industria naviera,
fue y es un centro cosmopolita de enorme bullicio.
Sin pretenderlo, quizás sea la ciudad más nombrada y repetida por los
médicos del mundo entero. Nos aburrimos de citarla. Su nombre inglés
le dio título a la escala que le permitió al mundo, a partir de los
setentas hablar en el mismo idioma cuando hablamos de trauma y coma...
Me refiero claro está a la coreada Glasgow.
Glasgow es la cuna de la neurociencia. Dos de sus hijos, padres del
neurointensivismo fueron Graham Teasdale y Bryan Jennett (éste último
fallecido hace un par de años). Eméritos ambos, fue su hija pródiga
-la escala del coma que desarrollaron- la que se diseminó cual
pandemia por todos los hospitales. Estos dos muchachos inventaron un
nuevo idioma. Aunar los distintos adjetivos que los médicos usábamos
en la era postguerra para describir un estado dado de conciencia, fue
algo tan simple como brillante... El danzar entre el ego médico y
lograr que todos nos pongamos en común, es algo propio de los grandes.
Estos cirujanos y escoceses de adopción, no la tuvieron fácil al
comienzo. Pero a pesar de los pesares, el neurotrauma creció tomando
de la mano al raudo emergencista, el novato intensivista y al erudito
neurocirujano. Los tres tuvieron con su semilla, la escala para hablar
un lenguaje en común y así dirigir sus conductas. El paciente salió
favorecido al transformar las palabras en números. Algo interesante
del desarrollo primigenio de la escala fue que incluye en su
evaluación al resto del personal que atiende al enfermo crítico. Es
más, los subsiguientes artículos donde presentaron la escala fueron
publicados en revistas dirigidas a ese puntal de la atención: las
nurses. Al decir del inventor, fueron ellas de las principales
encargadas de propagar la idea de evaluar así al neurocrítico. Es una
escala inclusiva que cualquiera puede calcular.
Sus padres la llamaron Glasgow, como la ciudad que los cobijó para
estudiar su ciencia, la medicina. Si hundimos las narices en el origen
de la palabra, se podría traducir del gaélico escocés como el título
de este correo. Como ciudad podría recordarse por su canto femenino,
mas en las guardias el machismo impera y siempre resuena: "¿Ché que
Glasgow tiene? ¿Le calculaste EL Glasgow? Su escorización está pegado
por las paredes de las emergencias, su cálculo en todas nuestras
libretas y es un código imprescindible para nuestra práctica. Jennett
y Teasdale dejaron de lado sus apellidos y la apodaron como la ciudad
que la vio nacer. Leyendo lo que hicieron estos dos neurocirujanos me
remedió al recuerdo que hicieron Alvarez y Caldeyro de mi ciudad
-Montevideo- tras nombrar la unidad que descubrieron veintipico de
años antes que estos británicos... Tienen en común algo grande:
sintieron que los descubrimientos son del mundo entero y no de unos
pocos. Merecen reconocimiento por su despojo y gratitud al homenajear
la tierra que les permitieron aprender a aprender. Glasgow cuna del
Neurointensivismo, Montevideo cuna de la obstetricia. ¿Calcularon las
unidades Montevideo de una trabajo de parto alguna vez? ¿Podríamos
homenajearla más seguido no?
En el archivo que les adjunto, el profesor Jennett (reconocido además
por profundizar en los estados vegetativos entre otro cientos de
cosas) describe cómo fue evolucionando la escala. ¿Qué mejor para
leerla que de manos de quien la creó? En él muestra cómo evolucionó de
un máximo de 14 puntos primario al 15 final y los porqués. ¿Cuál es el
mejor momento para aplicarla por primera vez? ¿Cuál es la forma de
buscar el estímulo doloroso?
Me dejo de cháchara por esta semana. Hasta la vuelta.
Sebastián
PD: Les dejo de yapa un material que debí haber estudiado y no estudié
(mis amigos intensivistas sabrán los pormenores), que hoy anda en boca
de todos los neurointensivistas y no es el nombre de una galletita
(aunque me sonara como eso la primera vez que lo escuché). Algo sobre
el NIRS.
Near infrared spectroscopy for evaluation of the trauma patient: a technology review
Development of Glasgow Coma and Outcome Scales